Tengo con Bahía Blanca ese problema de la memoria selectiva. Siempre anhelo esos momentos tiernos en la cocina de mi casa, jugando a las cartas con mi mamá y mi hermana, escuchando música que pone mi papá. Pero siempre que voy, a los tres días quiero volver. La historia que les voy a contar no es la excepción a esta trampa, sino el extremo. La mismísima literalidad de la sensación.