El presente trabajo tiene como finalidad demostrar que las políticas de drogas han sido utilizadas por quienes están en el poder como una herramienta política discursiva con la finalidad de influir en la opinión pública, de hecho, no solo a través de argumentos bajo la utilización del lenguaje, sino también elaborando políticas publicas contradictorias e incongruentes entre sí, disfrazadas de políticas de reducción de daños cuando en realidad son un esbozo más del modelo punitivista y perseguidor de usuario de drogas.