El hilo tópico conductor del libro son los miedos: del presente y de la Edad Media.
El miedo a la peste (la negra o el SIDA), el miedo al otro (los tártaros o los inmigrantes africanos), el miedo al más allá, el miedo a la violencia y el miedo a la miseria. Si bien Duby encuentra similitudes o equivalencias, es muy precavido. No deja de enfatizar las condiciones desemejantes en que acontecieron. Las salvedades, es decir. Se podría afirmar que todo el libro es un ir y venir del pasado al presente, siguiendo un foco, buscando asir algo que parece hecho de una materia evanescente, inasible.