Durante años, el género se pensó en torno al sexo. Antes de la Modernidad, la Iglesia ya inculcaba ese discurso que divide, etiqueta, excluye y oprime a todo lo que queda afuera de los cánones establecidos por la mayoría de la sociedad, basado en la reproducción de la especie.
Es el discurso de la hegemonía, que impone su forma de entender, ver y medir el mundo. Unas determinadas prácticas y acciones sociales se visibilizan mientras que otras se ocultan, se juzgan; las prácticas ilegítimas que llevan a cabo los otros, los contrahegemónicos.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)