El médico es frecuentemente requerido para que actue en emergencias que involucran conductas violentas o con riesgo de violencia para terceros (Mock et al. 1998). En estas circunstancias, la práctica médica se ejerce movilizándose a lo largo de un proceso de toma de decisiones que contempla aspectos familiares para el médico, como por ejemplo, temas de clínica psiquiátrica y de medicina general, y aspectos no tan familiares, como por ejemplo, cuestiones de seguridad pública y condicionamientos legales. El objetivo de este artículo es revisar aspectos importantes de la evaluación de riesgo de violencia y de la toma de decisiones en la emergencia que puedan ser útiles para que el médico, y el estudiante avanzado de medicina, minimice los riesgos profesionales.