La abundancia de las cosechas depende mucho de la naturaleza del suelo, de su preparación mecánica y química y del clima; pero la buena elección del reproductor decide á menudo del éxito del cultivo.
Se comprende cada día mas toda la autoridad de este principio: Tal grano, tal producto. Desgraciadamente, se encuentran agricultores poco cuidadosos de sus intereses, que compran sus granos al acaso, sin preocuparse en lo mas mínimo de su origen y cualidades.
Se ignora á menudo, que el empleo de una mala semilla puede comprometer toda la cosecha, y que uno de los signos mas carácterísticos del cultivo rutinario, es la indiferencia por la calidad de las semillas.
Solamente deben emplearse los granos mas perfectos, en su especie y variedad, es decir, los que han llenado todas sus fases de vegetación en las condiciones mas favorables.