Las especies aromáticas deben secarse lo más rápidamente posible y a temperatura menor a 50 ºC, para garantizar una buena calidad comercial. Para ello se propone la construcción de un secadero muy accesible que además podría destinarse a otros usos. El cultivo de hierbas aromáticas como orégano, menta, tomillo, romero y otras especies tiene como principal destino la producción de aceites esenciales o de hierbas secas para el mercado herboristero o alimenticio. Para este último uso, el material recién cosechado debe deshidratarse en condiciones controladas para reducir su contenido de humedad lo más rápidamente posible garantizando un producto de buena calidad. Si el secado es lento se produce un oscurecimiento con la consiguiente pérdida de calidad comercial.