Generalmente cuando se trata este tema se acostumbra a consignar un determinado número de análisis o pruebas estableciendo su utilidad y la forma de aplicarlos, de lo que resulta una esquemática guía que puede ser práctica para separar las diferentes ictericias, pero de poca aplicación ante el enfermo donde el médico no actúa memorizando, sino razonadamente y con sentido fisiopatológico. Para no caer entonces en ese error y ser realmente útil para la Clínica, este relato será encarado analizando los fundamentos del laboratorio y no su técnica. Por razones obvias, también se referirá al que utilizamos en la práctica para los diferentes cuadros de la patología hepatobiliar, donde la ictericia es por lo general un síntoma más a investigar.