Este trabajo procura aportar algunas reflexiones al campo de la Gerontología Comunitaria, a partir de la articulación entre una experiencia educativa con adultos mayores llevada a cabo desde el Programa UPAMI (Universidades para Adultos Mayores Integrados, de PAMI) y algunos conceptos centrales del campo de la salud.
Hoy en día, prácticamente ya no resulta novedosa, por suerte, la idea de que la participación de las personas mayores en actividades educativas supone efectos beneficiosos para la salud mental de los mismos. En este sentido, es así como numerosas investigaciones llevadas a cabo en nuestro país y en otros, han aportado suficiente evidencia de que, tanto el acceso a nuevos conocimientos, como el hecho de establecer nuevos lazos sociales a partir del incluirse actividades educativas, pueden representar una vía privilegiada para favorecer el buen envejecimiento de los mayores.
Desde esta concepción es que se han asentado y se asientan múltiples propuestas educativas destinadas a este grupo etario, tanto desde ámbitos universitarios, como no universitarios. En el caso de la propuesta de UPAMI, se trata de una articulación entre PAMI y varias universidades del país (entre ellas, la UNLP), que se propone favorecer la inclusión social de los afiliados a partir del acceso a actividades educativas.
Estas intervenciones que se sustentan en el modelo del denominado “buen envejecimiento” pueden a su vez ser pensadas en relación a otras nociones provenientes del campo de la salud, tales como el concepto de salud positiva y de su promoción, el de calidad de vida, o desde los abordajes comunitarios en salud mental, entre otros. Al realizar esa articulación, nuestra mirada estará puesta en el entrecruzamiento entre salud y educación, y en el de los planos individual y colectivo.
Desde nuestra experiencia con mayores en los talleres de UPAMI, sobre envejecimiento y memoria, se intentarán hallar elementos que den prueba de cómo se conjugan en la praxis, algunos de los conceptos mencionados.