Los ríos presentan en el recorrido entre sus nacientes y la desembocadura distintos aspectos, tanto en lo relativo a caudal como en la configuración de su cauce y terrenos aledaños. Estas circunstancias de su ámbito imponen, por razones técnicas ineludibles, soluciones de máximo rendimiento en la utilización de sus dos factores esenciales: caudal y pendiente. A poco que se profundice el estudio de un río se comprueba que la concentración de mayores pendientes se halla en la cuenca superior, mientras que en la llanura o valle se dispone de grandes caudales y pequeños desniveles. Sucede en general, y en nuestro país ello se repite muy frecuentemente, que los ríos en su transcurso recorren el territorio de más de una provincia. Realizado el estudio por cada una de ellas aisladamente las soluciones podrán tornarse localistas, no alcanzándose el aprovechamiento integral más favorable a los intereses de la Nación. Tal cosa sucedería, por ejemplo, si se utilizara con otros fines, un alto porcentaje de caudales en la cuenca superior donde los aprovechamientos hidroeléctricos aún prevalecen económicamente.
En atención a éste y múltiples otros aspectos, los estudios y obras para ríos interprovinciales convendrá desarrollarlos mediante un organismo nacional, o mejor dicho federal, constituido por representantes técnicos de las provincias y del gobierno nacional: una especie de congreso interprovincial del agua diríamos, que previa presentación de un programa hidráulico nacional proceda a estudiar, proyectar, construir y explotar las obras necesarias para el mejor aprovechamiento de los ríos argentinos. La Comisión Nacional del Río Bermejo puede considerarse como un primer paso en ese sentido.